Autor: Equipo Técnico Desab

Con las precipitaciones ocurridas esta última semana en la zona, se restablecieron las condiciones en el suelo para comenzar con la siembra de Soja. Con esto, se desencadena una serie de interrogantes y se ajusta la planificación para lo que resta de la campaña de gruesa.

Para pensar en un cultivo de alto potencial, debemos tener en cuenta algunos aspectos muy importantes para alcanzar su éxito.

Utilización de semilla de calidad

La cosecha pasada nos dejo semillas con bajo poder germinativo y vigor. Las malas condiciones climáticas de la campaña 22-23 hizo que la calidad de semilla para esta nueva siembra no sea la óptima. La implantación es uno de los momentos claves para lograr un cultivo parejo y de potencial. Resignar rendimiento de un lote desde el comienzo por un logro deficitario de plantas y una mala distribución condiciona alcanzar los mejores resultados posible. La siembra de una semilla de calidad, con buena sanidad, alto poder germinativo y buen vigor sumado a un tratamiento de semilla acorde a cada lote es esencial.

Tratamiento de semilla

Para descartar problemas sanitarios con la semilla empleada, es importante realizar los análisis correspondientes. La utilización de fungicidas curasemillas que se adecuen a las enfermedades que tengamos presentes más el uso de productos que controlen el complejo de damping off nos asegura alcanzar el stand de plantas deseados para cada ambiente.

Nutrición

Por otro lado, la elección del inoculante es importante para lograr la cantidad necesaria de nódulos eficientes y efectivos que favorezcan la nutrición nitrogenada y con ello, el máximo aprovechamiento de dicho nutriente. La inoculación, sumado a una fertilización base con macro y micro nutrientes que permitan nutrir adecuadamente a cada planta nos permiten alcanzar el potencial máximo del cultivo.

La biología del suelo juega un rol muy importante en el crecimiento y desarrollo del cultivo. Hay microorganismos que interaccionan con las plantas favoreciendo su nutrición, estimulando el desarrollo de raíces y muchas veces activando mecanismos de defensas frente al ataque de patógenos. El severo estrés ocurrido en la campaña pasada, nos haría pensar que la utilización de inoculantes que contengan este tipo de microorganismos asegurarían el contacto y la colonización, promoviendo el desarrollo de la planta, y con ello logrando un plus en el rendimiento del cultivo.

Control de malezas

El control de malezas es importante para eliminar la competencia por luz, agua, nutrientes y evitar la liberación de sustancias alelopáticas.

Dentro de las principales malezas a abordar para el cultivo de Soja, Amranthus sp y el complejo de gramíneas anuales son las más importantes. Éstas, junto a Conyza son considerada las malezas de mayor problema en la producción sojera Argentina.

Control de plagas

Por último, el control de plagas al inicio de la implantación es importante para lograr que cada planta objetivo llegue a cosecha. Para eso, el monitoreo del complejo de cortadoras u otras plagas que provoquen la pérdida de plántulas es importante para alcanzar las densidades objetivas.

Amaranthus

Es sabido que los mejores resultados en el control de Amaranthus se obtienen combinando estrategias, utilizando herbicidas que presentan residualidad en suelo y combinando modos de acción diferentes.

Las estrategias de overlaping o superposición de herbicidas es una de las más empleadas. La utilización de dos productos de diferente comportamiento en suelo, con diferentes modos de acción para controlar la misma especie de maleza, nos brinda mayor solidez frente al control de la problemática.

Gramíneas anuales

En muchas ocasiones, no solo es necesario controlar las malezas nacidas, sino evitar los sucesivos nacimientos. Para ellos es necesario el uso de herbicidas capaces de actuar sobre el suelo y evitar que nuevas malezas nazcan sobre los lotes.

Si bien las variantes dentro de cada sistema agrícola son innumerables, el uso de herbicidas selectivos que eviten la competencia de las malezas y mantengan un arranque del cultivo sin competencias es fundamental para alcanzar el máximo rendimiento.

Estas estrategias, adecuadas a cada sistema y a cada lote, pensadas en función de cada variante y a las tecnologías hoy disponibles, hacen que la planificación sea compleja, pero al mismo tiempo nos brindan herramientas muy precisas para reducir la brecha entre los rendimientos reales alcanzados y los potenciales de cada ambiente en particular.