Genética y Tecnología:
La elección del genotipo a utilizar es uno de los aspectos claves en la planificación. Una vez definidas las estrategias de producción, debemos ubicar en cada lote y en cada fecha de siembra, materiales que nos brinden el máximo potencial de rendimiento y la máxima estabilidad.
Los eventos biotecnológicos para el control de malezas y plagas, han permitido dar un salto de productividad y alargar la ventana de siembra de maíz en la región.
Tecnologías como Power Core Ultra Enlist, que complementan el control de lepidópteros (Isoca de la espiga, Cogollero y Barrenador del tallo) y la tolerancia a Glifosato, Glufosinato de Amonio, Haloxyfop y 2,4-D Sal colina, nos brinda herramientas eficaces y flexibles en el manejo del cultivo, siempre acompañándolas de buenas prácticas y cuidados para aumentar su perdurabilidad.
Entre las buenas prácticas que se recomiendan para el cuidado de estas tecnologías Bt, una de ellas es la siembra de Refugio estructurado, en una proporción del 10% del lote, a no más de 1500 metros de distancia, con un híbrido de ciclo similar y misma fecha de siembra.
La lógica de aplicar este manejo, reside en que el refugio funciona como reserva de insectos susceptibles, y permite que los insectos resistentes que pudieran sobrevivir sobre la porción Bt del lote, encuentren individuos susceptibles para cruzarse y generen descendencia susceptible, manteniendo baja la frecuencia de insectos resistentes.
Calidad de Siembra:
La elección de placas en siembra mecánica y la correcta regulación de dosificadores en siembras neumáticas es un factor fundamental, dado que esto junto a la regulación del cuerpo de siembra y la velocidad impactará de lleno en los 2 aspectos fundamentales de la calidad de siembra: Uniformidad espacial y temporal.
La primera está dada por la distribución de las semillas en la línea de siembra, mientras que la segunda, por la profundidad de siembra, la cual determina la velocidad de emergencia e implantación de cada planta.
Una mala calidad de siembra genera competencia dentro del cultivo, con plantas dominantes y dominadas, lo que impacta fuertemente en el rinde.
Nutrición y Densidad de siembra:
Son junto a la elección del híbrido, tres aspectos fundamentales que nos garantizan el éxito del cultivo.
El primer paso es definir un rinde objetivo, en función del ambiente y el genotipo elegido. Luego ajustaremos la densidad de siembra para ese ambiente, hoy contamos con híbridos con buena plasticidad vegetativa y reproductiva que nos permiten hablar de rangos óptimos de densidad, la implementación de estrategias agronómicas defensivas, como las fechas de siembra tardías y bajas densidades de plantas, pueden resultar una herramienta promisoria en ambientes con bajo potencial de rendimiento cuando se utilizan híbridos con alta plasticidad, por una mejor asignación de los recursos disponibles por planta.
Finalmente previo análisis de suelo debemos ajustar el plan nutricional. Nitrógeno, Fósforo, Azufre y Zinc, son los nutrientes que más demanda el cultivo de maíz y en función de esto debemos cubrir las demandas.
Sanidad:
El monitoreo de enfermedades, junto al empleo de genotipos con buen perfil sanitario y una buena nutrición, son las claves para el manejo exitoso en un cultivo de maíz. Tizón y Roya son dos de las enfermedades que se presentan consistentemente, ocasionando graves daños que impactan directamente sobre el rendimiento. Cuando su presencia supera el umbral de tolerancia, se debe evaluar la necesidad de llevar a cabo un control químico.