Por otro lado, en planteos de alta productividad, con altos niveles de fertilización fosforada y nitrogenada, es necesario incluir a otros nutrientes como Azufre o Zinc para no limitar la producción. Las deficiencias sub-clínicas de algún elemento provocan pérdidas de potencial. Altas concentraciones de fósforo en la línea de siembra suelen presentar antagonismo a nivel de superficie radicular, provocando deficiencias de Zn aun cuando los umbrales del nutriente estén por encima de los umbrales de respuesta a la fertilización. Por ende, pensar en un esquema completo de fertilización acompañado de los PGPR (bacterias promotoras de crecimiento) que colaboren con una máxima exploración del suelo y máxima captación de nutrientes son fundamentales para reducir el “gap” entre el rinde real y potencial para cada ambiente.
Para no olvidar:
Cada vez más son los lotes con presencia de Lolium sp y Nabos. Estas malezas compiten en forma directa con el Trigo por luz, agua y nutrientes, siendo importante adoptar estrategias de control antes de la siembra.
La utilización de herbicidas con residualidad para estas especies, permiten mantener el cultivo libre de maleza durante sus primeros estadios, donde la competencia por recursos es fundamental para la correcta implantación.