Autor: Equipo Técnico Desab

Situación actual:

La cosecha se encuentra en su etapa final pero las abundantes precipitaciones del mes de abril, las lloviznas y humedad ambiente demoraron el avance de la misma, produciéndose una superposición de las cosechas de todos los cultivos.

En la última etapa de la trilla de soja se observa dehiscencia de las vainas y deterioro en la calidad del grano ante la imposibilidad de cosechar por las condiciones ambientales imperantes. La cosecha en muchos casos se realiza con algunos puntos de humedad para avanzar en los períodos en que el clima lo permite. Los rendimientos en general son buenos a muy buenos pero con crecientes problemas de calidad.

La cosecha de maíz fue muy lenta también por las condiciones climáticas, siendo relegada por la de soja debido a su mayor capacidad de resistir en planta. Aún queda superficie de maíz de fechas de siembra temprana y todo el maíz de fecha tardía.

Próximo:

Los pronósticos hasta el momento sostienen que el niño va perdiendo influencia y estaría dando paso a una corta neutralidad y finalmente a una niña.

En el mes de abril las lluvias estuvieron por encima de los valores medios históricos, obteniéndose una recarga al menos de parte del perfil edáfico. En la mayoría de las zonas esta situación deja buenas perspectivas para la siembra de trigo.

Los siguientes mapas comparan la reserva de agua útil a estas fechas y un año atrás:

Si bien aún las condiciones no son las ideales, con pronóstico de año niña será muy importante analizar el agua al inicio del cultivo para decidir la siembra de fina.

Para quienes ya tienen el planteo definido, es importante el monitoreo de gusano blanco (diloboderus abderus) para tomar una decisión de control junto a la siembra. Esta plaga viene en crecimiento en nuestra región causando daños en las primeras etapas del ciclo de los cultivos.

Respecto al tratamiento de semilla, en las últimas campañas, con la salida de años poco comunes en nuestra zona (altas temperatura en el suelo y marcado déficit hídrico), la utilización de bacterias promotoras de crecimiento viene marcando importantes aumentos de rendimiento.

Por otro lado, en planteos de alta productividad, con altos niveles de fertilización fosforada y nitrogenada, es necesario incluir a otros nutrientes como Azufre o Zinc para no limitar la producción. Las deficiencias sub-clínicas de algún elemento provocan pérdidas de potencial. Altas concentraciones de fósforo en la línea de siembra suelen presentar antagonismo a nivel de superficie radicular, provocando deficiencias de Zn aun cuando los umbrales del nutriente estén por encima de los umbrales de respuesta a la fertilización. Por ende, pensar en un esquema completo de fertilización acompañado de los PGPR (bacterias promotoras de crecimiento) que colaboren con una máxima exploración del suelo y máxima captación de nutrientes son fundamentales para reducir el “gap” entre el rinde real y potencial para cada ambiente.

Para no olvidar:

Cada vez más son los lotes con presencia de Lolium sp y Nabos. Estas malezas compiten en forma directa con el Trigo por luz, agua y nutrientes, siendo importante adoptar estrategias de control antes de la siembra.

La utilización de herbicidas con residualidad para estas especies, permiten mantener el cultivo libre de maleza durante sus primeros estadios, donde la competencia por recursos es fundamental para la correcta implantación.